Polemizando con Tomás Abraham y Nelson Castro, Garin se preguntó: "¿Dónde estaban los que atacan a Hebe cuando las Madres enfrentaban solas a los genocidas?" "Debemos sentirnos orgullosos de los logros en Derechos Humanos", agregó. Y sostuvo que "es hora de reconocer a Monteagudo como uno de nuestros más grandes próceres, cuyas ideas siguen vigentes"
.........................................................
El abogado de Derechos Humanos y escritor Javier Garin presentó en la Feria del Libro de Junín, el 18 de setiembre, su nuevo libro: "EL DISCIPULO DEL DIABLO- VIDA DE MONTEAGUDO" y disertó sobre los derechos humanos en la ideología de nuestros próceres.
La actividad, organizada por la agrupación "MEMORIA, MILITANCIA Y JUSTICIA" -que integrantes familiares de víctimas del terrorismo de Estado y militantes de DDHH de Junín- contó con numeroso público que al finalizar se quedó a dialogar con el escritor durante la firma de ejemplares.
Garin polemizó duramente con Tomás Abraham y Nelson Castro que en días anteriores visitaron la feria. "Estos agoreros de la oposición que viven anunciando cataclismos son una constante en nuestra historia. Monteagudo detestaba a estos derrotistas y decía que sólo quieren sembrar miedo en el pueblo para que no se anime a ser libre. Los llamaba apóstoles del miedo y decía que estos sujetos sólo creen que hay libertad de prensa cuando pueden difamar impunemente, como hacían los opositores con su amigo San Martín, a quien denigraban de modo increíble en los pasquines de la época."
Garin reivindicó los logros en derechos humanos y dijo que "son una conquista de todo el pueblo, y deberíamos enorgullecernos de ser un ejemplo para el mundo, y de contar con esas mujeres maravillosas que son las Abuelas, recientemente premiadas por la Unesco, y las Madres. Por eso me indigno cuando periodistas y dirigentes de cuarta, sin ninguna autoridad moral, salen a criticar a Hebe de Bonafini y le dan prensa al siniestro Schoklender. ¿Dónde estaban estos señores cuando las Madres enfrentaban solas a los genocidas? , se preguntó garin entre los aplausos del público.
En cuanto a su biografía de Monteagudo, Garin sostuvo que "busca poner a este prócer, tan olvidado y negado por las historias oficiales, en el lugar que le corresponde, ya que Monteagudo fue uno de nuestros más grandes ideólogos, un hombre valiente y consecuente que perdió la vida luchando por la libertad, la independencia y la unión de los pueblos hispanoamericanos. Promovió la liberación de esclavos e indígenas y propuso una confederación sudamericana. Por eso los historiadores liberales, y tambien algunos revisionistas de la vertiente conservadora y localista lo odiaron y ninguneraron".
Garin anunció que continuará con sus presentaciones en Lanús, Misiones, Chaco, Ezeiza y Berazategui.
BERNARDO MONTEAGUDO
Perseguido por la calumnia y asesinado en Lima, la historia oficial acusó a Monteagudo de crímenes y perversiones. Lo llamaron “vicioso”, “jacobino histérico”, “carnicero”, “mulato”, “zambo”, “terrorista”, “asesino”, “réprobo”, “discípulo del Diablo”. ¿Por qué tanta saña contra uno de los ideólogos más brillantes de Sudamérica: promotor de la liberación de esclavos e indígenas, fundador de media docena de periódicos, impulsor de la Revolución de Chuquisaca, brazo derecho de Castelli, cerebro de la Asamblea del Año XIII, asistente de O´Higgins, amigo y asesor de San Martín, estadista del Perú independiente, protegido de Bolívar? Porque Monteagudo tuvo una idea grandiosa, a la que dio su vida: la unión sudamericana. “Un hombre grande y terrible –escribió un historiador- concibió la colosal tentativa de la alianza entre las Repúblicas recién nacidas, y era el único capaz de encaminarla a su arduo fin. Monteagudo fue ese hombre.” En esta emocionante y documentada biografía, que sigue al patriota tucumano en su periplo libertador por toda América, Garin sostiene que la dicotomía de fondo en las naciones recién independizadas no fue entre monarquistas y republicanos, o entre unitarios y federales, sino entre continentalistas y localistas. Las oligarquías, ansiosas de mandar en sus terruños como en posesiones privadas, se asociaron con los nuevos imperialismos para “descuartizar” América en repúblicas fragmentarias, más fáciles de dominar. Monteagudo y su recuerdo debían perecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario